viernes, 5 de enero de 2018

Un pistolero en Westlands (Parte 7)

   El escritorio del gobernador se encontraba un poco revuelto. Varios papeles con decenas de palabras y números se hallaban mezclados. Del otro lado de la mesa, Johnson había tomado asiento, apuntando constantemente al pistolero.

-Debo decir que no pareces ser el gran caza-recompensas que Dickens dijo que eras-Exclamó Johnson mientras se acomodaba en su silla-. ¿Quien eres en realidad?

-Eso no te importa-Contestó el pistolero con un tono altanero-. Mi pasado no es de tu incumbencia, lo único que quieres es que negocie a tu favor para que un montón de sectarios no vengan a clavar tu cabeza en una estaca. Eso de la "democracia" no es mas que un cuento absurdo. Y no soy ningún caza-recompensas, hace mucho dejé de serlo por motivos propios.

-Hasta ahora, la rebeldía que demuestras concuerda con la descripción del sargento Dickens, pero si no eres un caza-recompensas, ¿que te motiva a cumplir con las exigencias de la RCW?

-Rex Dickens tiene en su poder una reliquia perteneciente a mi familia. El Rifle de la Inminencia.

   Los ojos de Johnson resplandecieron por un breve instante. Tiró su arma a un lado y escudriñó a toda prisa los libros de las estanterías a su alrededor, buscando uno en particular. Extrajo uno de tapa dura y de color verde. Lucía desgastado. Cuando volvió a sentarse, el pistolero empuñaba su revolver, apuntándole al gobernador de Westlands. Éste lo miró con cierta perplejidad en su rostro, como si no entendiese el motivo de tal comportamiento.


-¿Que crees que haces? Siéntate, esto es importante.

   Slayer tragó saliva. La voz de Johnson había regresado a la normalidad, y hasta pudo notarle que algunas canas volvieron. Sin dudar demasiado, el pistolero obedeció y tomó asiento.

-Este libro-Explicó mientras señalaba las paginas una a una-contiene la historia del continente. Todo lo que se conoce sobre Westlands. Estoy seguro de que el Rifle de la Inminencia aparece en algún lado.

   Efectivamente, las paginas relataban, mediante ilustraciones y escrituras a mano, la historia de todo el territorio. Desde la época de Los Dioses Anteriores, hasta los mas recientes mandatos de los gobernadores. En cierta parte de la historia, los relatos hablaban sobre un conjunto de cinco armas, creadas en un periodo irregular a lo largo de la historia de Westlands. Se les llamaban Las Reliquias Precursoras. La primera de ellas en aparecer (y en ser documentada) fue el Rifle de la Inminencia.

-Como lo sospechaba-Exclamó Johnson cerrando el libro de golpe-. Tu rifle es una de esas antiguas reliquias.

-¿De que rayos estás hablando?-Preguntó el pistolero con cierta confusión.

-Los revólveres, los fusiles, las escopetas e incluso los mosquetes, todos están basados en los diseños de las primeras armas de fuego, es decir, Las Reliquias Precursoras, y tu eres dueño de la primera que se creó.

-Y estas reliquias, ¿Tienen alguna utilidad especial? ¿Son mágicas o qué?

-Nadie lo sabe. De cualquier forma, tienes un tesoro, espero que lo conserves como se debe.

   Johnson se levantó para colocar el libro en su respectivo lugar. Luego volvió a colgar su arma en la pared y dijo:

-Lamento lo de antes. No se puede gobernar una tierra tan árida y salvaje sin sucumbir por momentos a sus influjos. Acompáñame, hay algo que quisiera mostrarte.

   Ambos hombres se retiraron de la oficina y tras cerrar la puerta con llave, caminaron unos minutos hasta llegar a unas escaleras de piedra que descendían en espiral. Un guardia vigilaba el pasadizo, e hizo una reverencia cuando el gobernador, acompañado por Slayer, se disponía a descender a aquella oscuridad, pues no había rastro alguno de luz en dicha penumbra.

-Ten cuidado donde pisas-Expresó Johnson-. Tu visión no tardará en ajustarse.

   Al pie de las escaleras, un destello azul iluminaba la sala a la que habían llegado. Dos antorchas, una en cada pared, eran las responsables del extraño aspecto que la sala poseía dado su inusual esplendor azul. Dos guardias, los cuales vestían armaduras de aspecto antiguo, pero armados con una escopeta de doble cañón cada uno, custodiaban una gran puerta de acero que debía medir unos tres metros de altura. A su lado, los guardianes parecían estatuas.

-Que terrorífico ambiente-Dijo el pistolero con tono sarcástico- ¿Que rayos es este lugar, Johnson? ¿Y ellos quienes son?

-Slayer, estos dos hombres representan la mejor defensa de este palacio de gobierno. Entrenados durante años en el campo de batalla, son los responsables de velar por la seguridad de este santuario, El Epicentro del Poder.

-¿Que es lo que protegen?

   Los caballeros, ante un gesto que Johnson hizo con la mano, se movilizaron para abrir la puerta. El chirrido del metal oxidado resultó un poco molesto, pero pudieron cumplir su labor. El pistolero entró a la habitación que para su sorpresa, estaba construida de forma circular. A lo largo de la pared, varios pilares ascendían hasta el techo, que estaba a varias decenas de metros del suelo, adornado con un cristal perfecto, capaz de reflejar todo lo que hubiese en el piso. Algunas antorchas azules se hallaban clavadas en los pilares hasta llegar al techo. El pistolero solo pudo dar un suspiro ante la magnificencia de tal estructura.

-Es tan antigua como el Palacio Real en sí-Dijo Johnson, quien se había situado al lado de Slayer-. Todos los gobernadores fallecidos, se llevaron este secreto a la tumba, y no me refiero a esta cámara tan extraña...

   El pistolero encontró, en el centro de la habitación, un cofre de un tamaño considerable. Al acercarse con cautela, distinguió que estaba forjado en oro. Era completamente metálico. Por los lados, tenía grabadas a mano varias palabras en un idioma extraño e ilegible, por lo menos para él. En base a la lógica, pudo deducir que se trataba del Nativa Quadora, la vieja lengua que los pobladores originales del territorio empleaban para comunicarse. Por un momento, la avaricia brilló en los ojos del pistolero. Se acercó lo suficiente como para tocarlo, y algo raro sucedió. En una milésima de segundo, una imagen borrosa apareció en su cabeza, pero desapareció al instante, tan rápido como había llegado.

-¿Que demonios es esto?-Susurró para sí mismo.

-Según las leyendas, ese cofre contiene el poder para dominar Westlands durante mil años-Explicó Johnson, que distinguió la duda en el rostro de Slayer-. Durante muchos años, varios han intentado abrirlo, pero ningún humano ha podido lograrlo. Se supone que solo se abrirá ante aquel que de verdad lo merezca.

   El pistolero trató de abrirlo, pero el esfuerzo fue infructuoso. Él no era el elegido para recibir tal poder.

-¿Para que me muestras ésto?-Preguntó Slayer, volviéndose hacia el gobernador.

-Si los Hijos de la Noche me matan, lo mas probable es que descubran su existencia. No me preocupa tanto, pero temo que Augusto Sniver, el líder de los hijos, pueda ser el que abra el cofre. Debes entender, pistolero, es un hombre cruel e implacable. Con semejante fuerza, puede llevar el territorio a su gloria, o a la ruina. Tenías razón, lo de la democracia es una farsa, es solo que no quiero que alguien externo a este palacio ponga sus manos en este baúl. Comprométete con nuestra causa, reclama tu recompensa cuando hayas acabado, y sigue tu camino. No tendrás que volver a ver ni al sargento Dickens ni a mí nunca más. Te lo pido, por favor...

   El pistolero sentía que las palabras del gobernador eran sinceras, pero su mente se negaba a tragarse semejante cuento. "El poder para dominar Westlands durante mil años". De ser cierta la historia, ¿tendría Sniver alguna idea del poder que se ocultaba tras los muros de Scattonia? La respuesta era una incógnita. Slayer sacudió la cabeza, al fin y al cabo, solo quería recuperar la única herencia que le quedaba de su familia. La respuesta fue contundente e inmediata:

-Cuenta conmigo Johnson. Te ayudaré con los Hijos de la Noche, a cambio del Rifle de la Inminencia. Sin peros, y la RCW no volverá a ponerme un dedo encima por el resto de mi vida, ¿hecho?

   Con un hombre como aquel, Derek Johnson no se atrevió a regatear. No dijo nada, solo estrechó la mano del pistolero, formalizando la sociedad temporal que aquellos hombres habían establecido, cada quien por sus propios motivos.

CONTINUARÁ...

¡Feliz año nuevo a todos los lectores! Me disculpo por todo el tiempo que he tardado en subir esta entrada, y procuraré que no vuelva a ocurrir. Aclaro, las entradas se publicarán los lunes y los viernes a las 6:00 PM ¡Gracias por leer!

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